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Precauciones con los niños en verano

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La época estival se pasa al aire libre, en la playa, la piscina, el río, el campo, jugando en la calle o los parques… Por eso, los cuidados infantiles durante el verano se deben extremar en algunos ámbitos, sobre todo cuando se realizan actividades al aire libre y/ o relacionadas con el agua; debido a las altas temperaturas, la extremada prevalencia de los rayos ultravioleta y las altas cifras de ahogamientos infantiles durante el verano.

En ese sentido, el Servicio de Pediatría de Hospital Clínica Benidorm ha dividido en tres bloques algunas de las principales precauciones a tener en cuenta, basándose en las recomendaciones para el verano de la AEPap (Asociacion Española de Pediatría de Atencion Primaria):

Evitar insolaciones y prevenir golpes de calor.

La insolación es debida a la exposición prolongada y directa al sol que hace que la sangre fluya hacia la piel y disminuya su circulación hacia el cerebro. Esto puede provocar dolores de cabeza, náuseas, vómitos, malestar, vértigo, taquicardias, incluso llegar a perder la consciencia. En cambio, los golpes de calor, son situaciones de calor extremo en las que se pierde el control sobre la regulación de la temperatura pudiendo provocar efectos muy negativos en la salud, ya que la temperatura corporal puede incluso llegar los 42 °C y provocar fallos en todo el organismo.

En cualquiera de estos casos se debe proteger a toda la familia, con mayor cautela a los más pequeños:

  • La hidratación es fundamental (beber agua a sorbitos cada poco tiempo, comer fruta, verduras, etc.).
  • Llevar ropa que ayude a transpirar, fresca, ligera y de tonos claros. Y llevar gorras, sombreros, etc. y gafas de sol.
  • No exponerse al sol de forma prolongada durante las horas centrales del día (programar las actividades al aire libre a primera hora de la mañana o última de la tarde).
  • La casa hay que intentar mantenerla fresca: persianas bajadas, crear corrientes y hacer uso de ventiladores o aire acondicionado.
  • No dejar nunca a los niños dentro de los coches.

Protección solar adecuada.

Según la AEPap, utilizar un fotoprotector adecuado durante los primeros 18 años de vida puede reducir hasta un 78% el riesgo de cáncer cutáneo en la edad adulta. Todas las prácticas sanas que evitan o minimizan la exposición solar y que evitan las quemaduras solares deben comenzar lo antes posible en los niños para que se conviertan en algo habitual.

Algunas medidas, siempre adaptadas al fototipo de la piel del niño o niña, pueden ser:

  • No exponerse prolongadamente al Sol; no hacerlo en las horas centrales del día y realizar la exposición de forma gradual.
  • Utilizar sombrillas y/o buscar sombras.
  • Las cremas de fotoprotección deben ser resistentes al agua con un factor de protección 15 o superior. (Factor alto media hora antes de salir de casa; y ya en el exterior, repetir las aplicaciones con el factor adecuado al tipo de piel y según la actividad).
  • Intentar cubrir la piel de los pequeños lo más posible cuando estén bajo el Sol.
  • Llevar gorros o sombreros con ala ancha y gafas de sol oscuras, con filtro para rayos UV.

Evitar ahogamientos: extremar la vigilancia en el agua.

La AEPap señala que la asfixia por inmersión o ahogamiento supone el 8% de la mortalidad infantil en verano, especialmente en niños menores de 5 años y en varones adolescentes, en los que aumenta el peligro cuando se asocia el efecto del alcohol. Para tratar de evitarlo:

  • Intentar que los niños/as aprendan a nadar sobre los 4 años de edad.
  • Extremar la vigilancia activa cuando los menores están en el agua, aunque sepan nadar.

Hay muchas otras recomendaciones, pero todas ellas deben darse desde el sentido común y la experiencia de los especialistas.

El Servicio de Pediatría de Hospital Clínica Benidorm también aporta consejos sobre cuidados específicos para prevenir intoxicaciones o infecciones intestinales por comidas en mal estado (comer productos recién preparados, refrigerar comidas si se van a transportar, beber agua embotellada y evitar comidas con huevos que se puedan estropear fácilmente); como llevar mudas de ropa si se realizan excursiones o actividades al aire libre para que los niños con el sudor no se rocen y se hagan llagas; o llevar siempre, para toda la familia, un pequeño botiquín con los básicos que recomiendan en Pediatría o en Atención Primaria y evitar sustos y disgustos.

En conclusión, los cuidados extraordinarios que se deben dar a los niños durante el verano deben ir acompañados de una educación temprana en la prevención y en el autocuidado para que entiendan por qué se toman estas medidas y permitan crear hábitos saludables para toda su vida.

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