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Deshidratación de verano: qué es, cómo prevenirla y cómo actuar

Alvaro de Sande |
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La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más líquido (y electrolitos) del que ingiere, lo que compromete funciones esenciales como la regulación de la temperatura, la circulación y el rendimiento cognitivo. Durante el verano, la sudoración intensa, la exposición prolongada al sol y el aumento de la evaporación cutánea aceleran ese desequilibrio.

Factores de riesgo y señales de alerta

  • Grupos vulnerables: bebés, personas mayores, embarazadas, enfermos crónicos, trabajadores al aire libre y deportistas.
  • Síntomas iniciales: sed intensa, boca y piel secas, orina escasa u oscura, cansancio inusual, mareo y dolor de cabeza.
  • Signos de urgencia: confusión, pulso rápido, ausencia de sudor, fiebre alta o pérdida de conciencia. Ante cualquiera de ellos, busque atención médica inmediata.

Cómo prevenirla

Hidratación constante

  • Beber con frecuencia, incluso sin sed. Mantenga siempre una botella a mano y vigile que la orina sea clara.
  • Elegir bebidas adecuadas: agua, infusiones frías sin azúcar, aguas infusionadas con frutas o verduras; evite alcohol, refrescos muy azucarados y bebidas con cafeína, que favorecen la pérdida de líquidos
  • Comer alimentos ricos en agua (sandía, melón, pepino, tomate, cítricos) para complementar la ingesta hídrica.

Control del calor

  • Permanezca en espacios frescos o climatizados y refrésquese con duchas o paños húmedos durante las horas de más calor.
  • Reduzca la actividad física intensa entre las 12 h y las 17 h. Si entrena, hidrátense antes, durante y después; use ropa ligera, transpirable y de colores claros.
  • No deje nunca a niños, mayores ni mascotas en vehículos estacionados.

Vigilancia de las personas más frágiles

  • Ofrezca agua regularmente a bebés y personas mayores, que a menudo no perciben la sed.
  • Compruebe con frecuencia el estado de hidratación (labios húmedos, elasticidad de la piel, pañales/diuresis) y ajuste la ingesta según la temperatura ambiental.

 

Cómo actuar ante los primeros síntomas

  1. Interrumpa la exposición al calor: sitúe a la persona en lugar sombreado o climatizado y afloje su ropa.
  2. Rehidratación oral: ofrezca sorbos pequeños y continuos de agua fresca o solución de rehidratación oral. En niños pequeños, use cucharaditas (5 ml) cada 1-5 min; pueden emplearse bebidas con electrolitos adecuadas para edad.
  3. Enfriamiento externo: aplique compresas frías en cuello, axilas e ingles; abanique suavemente o use ventilador si la temperatura ambiente es < 40 °C.
  4. Vigile la evolución: si los síntomas persisten más de una hora, hay vómitos que impiden beber, desorientación, fiebre > 39 °C o ausencia de sudor, acuda a urgencias.

Emergencia (deshidratación grave o golpe de calor)

  • Llame al 112 o acuda a un centro hospitalario con un servicio de Urgencia 24 horas como HCB Benidorm o HCB Dénia.
  • Mantenga a la persona tumbada con las piernas ligeramente elevadas.
  • No administre líquidos si está inconsciente o vomita; el tratamiento requerirá sueros intravenosos en el centro hospitalario.

Conclusión

La deshidratación de verano es prevenible con hábitos sencillos: hidratación constante, alimentación rica en agua y control de la exposición al calor. Reconocer las señales tempranas y actuar con rapidez evita complicaciones graves.

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