La obesidad y sobrepeso infantil se han convertido en un grave problema que, en todo el mundo, afecta ya a más de 32 millones de lactantes y niños pequeños (0-5 años). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y su Comisión para acabar con la obesidad infantil, esta cifra podría aumentar a 70 millones para 2025.
La Dra. Ana de la Vega, Jefa del Servicio de Pediatría de Hospital Clínica Benidorm, que prefiere hablar de Exceso de Peso Infantil o EPI, trata de afrontar este problema en su consulta desde dos líneas de acción fundamentales: la educación a los padres y la prevención. “Se trata de generar buenos hábitos desde los primeros meses de vida para evitar que el sobrepeso y los errores en la alimentación se conviertan en un problema de salud que afecte a nuestro hijo, no sólo en la infancia, también en su vida adulta.”
Cómo prevenir la obesidad infantil
En la consulta de Pediatría de la Dra. De la Vega, desde el primer contacto con el bebé, se tiene como objetivo potenciar la prevención de la obesidad y sobrepeso infantil a través de la educación a los padres. Por eso, desde la primera visita, se entrega a los padres información sobre el riesgo y la prevención del EPI, recomendando (gentileza del Dr. Casabona):
- Lactancia materna prolongada 2-3 años y no sólo los seis primeros meses de vida. Si la lactancia es artificial mantener la leche de Inicio todo el primer año y cambiar a vaso a partir del año.
- Comer en familia sin ver pantallas
- Dar ejemplo comiendo saludablemente todos los familiares y el entorno del niño.
- Consumir más frutas y verduras (mínimo cinco al día).
- Tener comida saludable siempre a la vista y al alcance (zanahorias cortadas y peladas, coliflor, tomates, frutos secos con cáscara -recordad que los frutos secos no deben ser ofrecidos hasta los 4-5 años de edad-, etc.).
- Porciones adecuadas a la edad, actividad y tamaño del niño. Los platos de los niños han de ser más pequeños que los de adultos.
- Hacer la lista de la compra con tiempo y calma, además de programar los menús varios días antes. La improvisación y las prisas llenan el carro de comida precocinada, embutidos y, en general, de productos muy procesados poco saludables.
- No tener en casa patatas fritas, aperitivos, bebidas azucaradas, bollería (incluidas las galletas), lácteos azucarados, natillas, etc., aunque en la familia no haya sobrepeso. Toda la familia debe comer saludablemente, sino la situación es vivida como un castigo al niño con genética «ahorradora».
- Más actividad física diaria: ir al colegio andando, pasear y jugar cada día al exterior; los fines de semana hacer excursiones a pie en familia, en lugar de ir a centros comerciales a «pasar la tarde». Estar inscrito en actividades deportivas, por ejemplo.
Además, hay que tener claros los factores que favorecen la obesidad y el sobrepeso infantil, para aprender a evitarlos:
- Excesivo aporte de proteínas (carne, pescado, embutido…) en la dieta diaria.
- Dar papillas azucaradas y galletas ya en el primer año de vida (las galletas son bollería a cualquier edad).
- Animar a comer al bebé sin respetar/reconocer signos de saciedad: girar la cara, cerrar la boca, decir «no» con la cabeza, taparse la boca, llorar, gritar. En los niños de más edad no se debe sobornar o hacer «teatro» para conseguir que coman más.
- Leches de crecimiento -algunas con cereales, galletas y/o cacao Incorporados- en dosis excesivas y mantenidas durante largos periodos de tiempo. El 60% de estas leches lleva azúcares añadidos.
- Tomar cereales azucarados, mal llamados «de desayuno», de manera habitual.
- Dosis excesivas de comida (que pueden comenzar con sobredosificación de biberones en el caso de no tomar lactancia materna) y animar a que acabe el plato.
- Exceso de tiempo con pantallas: tabletas, móviles, televisión ordenador, consolas.
- Comer fuera de casa con frecuencia, ya que así se eligen pocas hortalizas, bebidas azucaradas en vez de agua, se comen más cantidades de alimentos menos saludables y se piden postres azucarados en vez de fruta.
- Consumo habitual de bebidas azucaradas: lácteos y batidos azucarados o chocolateados, zumos (sean o no caseros), refrescos tipo «deportivo», de cola, de naranja, sabor té, etc.
- Consumo habitual de bollería: galletas, pan brioche, bollos, cruasanes, madalenas, donuts, etc.
- Consumo habitual de aperitivos salados (patatas fritas, ganchitos, triángulos, gusanitos, estrellas, ruedas…) y snacks (barritas de cereales).
- Dormir menos horas de lo aconsejado: de 10 a 15 horas según edades y «personalidades».
- Comer deprisa, sin masticar o mirando pantallas. Comer por aburrimiento, comer por diversión, sobre todo fin de semana y festividades que inundan la vida actual como cumpleaños, carnavales, Navidad, partidos «importantes» de futbol, etc.
Estos consejos, que la Dra. Ana de la Vega y la enfermera de Pediatría, Marta García, difunden entre sus pacientes y los papás, deben extenderse a toda la sociedad, ya que es necesario un cambio de actitud para hacer frente al problema de exceso de peso infantil en todo el mundo y, especialmente en España.
“La solución a este problema no puede recaer en los niños. Hay que actuar en muchos frentes, el más importante, a mi modo de ver, es la publicidad de los alimentos ‘lúdicos’. Regular la información que se ofrece al consumidor y, desde la Administración, hacer campañas para dar a la población los conocimientos necesarios para que su elección sea lo más acertada posible. Desde las consultas de pediatría sólo podemos dar información a los padres y a los niños sobre los riesgos de unos malos hábitos de alimentación, pero es muy duro pelear contra ‘superhéroes’ y mensajes confusos que inundan las estanterías de los supermercados” ha comentado la Dra. Ana de la Vega.
Para más información visitar los contenidos específicos de la web de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria https://www.aepap.org/
En Hospital Clinica Benidorm contamos con una Unidad especializada en la Obesidad.