La hernia inguinal es el tipo de hernia más común y recibe su nombre por la zona en la que se detecta: las ingles en general, el pubis en mujeres y el escroto en hombres, en particular. Cuando parte del contenido abdominal, principalmente grasa o intestino, presiona sobre una parte debilitada de la pared muscular, se produce la hernia. La hernia se reconoce por un bulto que sobresale.
Si puede volver a su lugar (se puede meter hacia dentro de nuevo) no suele conllevar peligro, más que las molestias al toser o hacer esfuerzos, pero si el bulto sobresale y no vuelve a su sitio, puede ocasionar molestias mayores, llegando a un estrangulamiento de la hernia. Esto implica que el contenido de la hernia quede atrapado sin recibir flujo sanguíneo pudiendo provocar una perforación intestinal. En estos casos, los síntomas son muy severos y es necesaria una intervención quirúrgica de urgencia.
Pero en la mayoría de casos, la hernia puede salir y volver a su sitio sin ocasionar síntomas graves. En estos casos, se debe hacer un seguimiento por parte del cirujano general y valorar en qué momento podría ser necesaria la intervención quirúrgica.
Desde el servicio de Cirugía General de Hospital Clínica Benidorm nos hablan sobre las hernias inguinales, sus síntomas y porqué, cuando es necesaria la cirugía, la mejor opción es la intervención laparoscópica.
¿Qué síntomas presenta la hernia inguinal?
Normalmente, las hernias tienen como principal síntoma el abultamiento de la ingle o del escroto. Esto puede causar molestias como una tirantez o pequeño dolor al toser o al ponerse en pie.
Ahora bien, en los casos en los que la hernia queda atrapada, presiona el intestino o corta el flujo sanguíneo los síntomas se agravan: vómitos y náuseas, fiebre, dolor súbito, enrojecimiento de la zona, incluso se pone de color morado, y problemas para ir al baño. En estos casos, dado el riesgo de lesión intestinal, se debe acudir rápidamente a un centro médico para valorar la necesidad de cirugía urgente.
Posibles causas de hernia inguinal
Aunque no hay una causa reconocida, las hernias son mucho más frecuentes en hombres que en mujeres y los casos aumentan con la edad.
Pueden darse debido a mucha presión en el abdomen, puntos débiles en la pared abdominal, esfuerzos al ir al aseo, actividades agotadoras, tos fuerte y persistente y, en ocasiones, durante el embarazo.
Cómo se diagnostica una hernia inguinal
Es imprescindible la valoración por un cirujano, que en la mayoría de los casos, la reconocerá fácilmente mediante la exploración inguinal, gracias a maniobras de esfuerzo abdominal en distintas posiciones.
En hernias pequeñas que presenten dificultad para su detección, es posible realizar una ecografía inguinal para confirmar el diagnóstico.
Cómo se trata la hernia inguinal
El tratamiento definitivo es siempre quirúrgico y consiste en la reintroducción del contenido de la hernia en la cavidad abdominal, su lugar natural. Además se repara el defecto de la pared inguinal reforzándola con una malla protésica.
Clásicamente, se ha realizado esta intervención mediante cirugía abierta que conlleva la indeseada cicatriz. Pero, en la actualidad, se ha desarrollado un abordaje mínimamente invasivo que consiste en la reparación laparoscópica de la hernia, es decir, con incisiones milimétricas gracias a instrumental avanzado y el uso de cámaras de alta resolución.
Ventajas intervención laparoscópica de la hernia inguinal
Cuando la hernia sufre complicaciones o causa mucho dolor, el único tratamiento es la cirugía. Los estudios científicos actuales son favorables a las técnicas laparoscópicas por sus numerosas ventajas:
- Varias incisiones de menos de 1 cm. Apenas quedan marcas.
- Rápida recuperación. En 24 horas el paciente vuelve a casa.
- Minimiza las lesiones en la pared abdominal reduciendo la posibilidad de nuevas hernias.
- Bajos índices de infección que reducen el tiempo de postoperatorio.
Método TEP
Desde el Servicio de Cirugía General de Hospital Clínica Benidorm se recomienda el abordaje laparoscópico, concretamente la técnica TEP (totalmente extraperitoneal), que significa reparar el defecto herniario accediendo a él a través del espacio entre la piel y la cavidad abdominal, sin entrar en ella, por lo que es la técnica preferida, ya que disminuye el riesgo de lesiones viscerales y evita la adherencia del intestino a la malla.
En conclusión, las hernias inguinales pueden no causar molestias; en ese caso deben estar supervisadas periódicamente por el médico especialista. En caso de que la hernia se estrangule, cause dolor o presente complicaciones, el único tratamiento posible es la cirugía. Llegados a este punto, la mejor solución es la cirugía laparoscópica, dado su abordaje mínimamente invasivo que permitirá una rápida recuperación sin complicaciones ni marcas indeseadas.
En cualquiera de las situaciones mencionadas, el paciente debe ponerse en manos de cirujanos experimentados que sepan valorar el estado de la hernia y, ante la necesidad de operar, puedan ofrecer un abordaje laparoscópico.